jueves, 10 de mayo de 2012

La EPO


La eritropoyetina es una hormona glucoproteica que se sintetiza de forma natural en la corteza suprarrenal.  Básicamente se sintetiza para formar glóbulos rojos, lo que va a aumantar la proporción de hemoglobina, que transporta oxígeno por la sangre. En el cuerpo está en muy bajas cantidades, por lo que en el campo de la medicina se realiza R-EPO, es decir, una sustancia igual que la natural sólo que le falta el resto de ácido siálico.

En la medicina clínica la eritropoyetina se administra a pacientes con poca formación de glóbulos rojos y a enfermos de sida.

Los deportistas lo consumen con el siguiente fin: si la eritropoyetina es el precursor de la formación de glóbulos rojos, la toman para incrementrar los niveles de eritrocitos, lo que conlleva un aumento de hemoglobina. Obviamente si tenemos más hemoglobina podemos transportar más oxígeno, con lo que nuestros músculos darán más rendimiento.

Hasta aquí todo muy bonito, pero hay que pensar que es una hiperestimulación artificial de hormonas y, aparte de estar jugando sucio, podemos tener graves problemas de salud. ¿Por qué produce problemas entonces?

Pues bien, la explicación es simple. Nosotros, en condiciones normales tenemos un 45% de hematocrito, pero si nos administramos EPO estaremos alcanzando los porcentajes entre el 50-55%. En estos niveles no ocurre nada, pero en algunas ocasiones después de realizar un ejercicio intenso se supera la barrera de la normalidad y podemos llegar a un porcentaje de hematocrito de 60-65% debido a la pérdida de agua por el trabajo físico realizado.

La superación de esta barrera (por el exceso de oxígeno, que en valores altos es tóxico para el organismo, y la pérdida de agua) nos deja expuestos ante el riesgo de sufrir una tromboflebitis, una embolia pulmonar, un infarto de miocardio, una trombosis y en los casos más extremos la muerte.

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